martes, 24 de septiembre de 2019

Elaborando la mistela de Finca Mayo 1


Íbamos camino de perder, por segundo año, la cosecha de uvas de FM, aunque a decir verdad, sólo pudimos vendimiar el 25% de la cosecha, el resto la perdimos por infestación de hongos. Empezamos por la uva blanca que se adelantó mucho antes que la tinta y, a propósito, la dejamos madurar hasta el extremo de casi pasarlas para concentrar al máximo los azúcares para la elaboración de la mistela.


El mosto fue poco y nos dará para pocas botellas, que las guardaremos como oro fino para alegrar nuevos acontecimientos familiares.

Fue una penita dejar tantos racimos afectados por el hongo pero nos empeñamos en sacar adelante lo poco que nos diera. Mis nietos mayores estuvieron con nosotros en todo el proceso de elaboración y se empeñaban en tocar todas la herramientas a su alcance, preguntando y preguntando, sin parar, hasta la extenuación y paciencia del abuelo. Los valores dados por el refractómetro, según el muestreo aleatorio practicado, oscilaban entre  14 a 18.



Todo nuestro trabajo se hace de modo artesanal, paso a paso, como aprendí de mi maestro Pepito el del Roque quien me enseñó, con mucha sabiduría, los secretos del vino.




Seleccionamos los racimos primero, lavamos, pisamos y pasamos a prensa después. Pusimos alcohol, un litro por cada cinco de mosto, y a garrafa hasta el primer trasiego por catorce días para limpiar los fangos depositados, y así repitiendo el proceso hasta que la mistela quede totalmente transparente. En los próximos días finalizaremos la vendimia con la uva tinta y elaboraremos nuestra mistela tinta y esperaremos a la luna, en cuarto menguante, de febrero 2020 para iniciar la nueva poda.