martes, 4 de junio de 2019

Cumpleaños


El día 30 de mayo se celebra el Día de Canarias, día en el que se  conmemora la primera sesión del Parlamento de Canarias en 1983. En las postrimerías de la II República se intentó la creación de un Gobierno Autónomo pero la Guerra Civil y, posteriormente, la dictadura del General Franco frustró esa pretensión legítima del pueblo canario. Hoy normalizado el reconocimiento en nuestra Constitución  de las regiones y nacionalidades, las Comunidades Autónomas españolas celebran sus fiestas conmemorativas según la propia historia y costumbres de cada lugar.


Mi primera nieta, precisamente, nació un 30 de mayo de 2014 y su padre un 29 de mayo de 1979 y por esa razón celebramos en Finca Mayo los dos cumpleaños, de hija y padre juntos. Es una fiesta preferentemente infantil y familiar, aunque este año se convocó por sorpresa para mi hijo a un nutrido grupo de sus amigos y amigas. Bisabuelas, abuelas y abuelos, tíos y tías, primos y primas, amigos y amigas llenaron la calurosa tarde de Finca Mayo, muchos ataviados con los trajes típicos canarios, sobre todo, la niña, sus padres y los abuelos de ambas familias, acordes con el día de Canarias. Es una forma de hacer visible nuestra identidad, diferencia y nuestro acervo etno-cultural.

Este año, como siempre, preparamos menú entre las dos familias, que consistió en cordero al horno de leña y papas panaderas, elaborado por mi y un aparitivo-entrante muy especial consistente en lapas a la plancha con mojo que siempre vienen de la mano experta del abuelo materno. Estos gasterópodos atlánticos, adheridos a las rocas volcánicas de las islas fueron consumidas por los aborígenes canarios y su reclamo se ha mantenido hasta la actualidad. En nuestra tierra es un marisco muy apreciado en la cocina y, además, permite variedad de platos. Es la justificación, junto a pejines y queso, de encuentros parranderos y de familia.



Como en todo cumpleaños no podía faltar la tarta de chocolate y crema de mantequilla de la abuela Nieves y la tarta de la bisabuela Olga. Juegos, piñata, regalos, corrillos y  tertulias llenaron esta tarde de felicidad en Finca Mayo.