miércoles, 17 de octubre de 2018

Rascacio en ensalada tricolor




Había trabajado este pescado, aunque no muy a menudo, en pasteles y la verdad que me sorprendí al decidir cortarles los lomos y prepararlo a la plancha con ajo y hojas de apio picadas. De sabor alangostado, parecido al rape y al mero, debido a su alimento de crustáceos tiene una consistencia muy aplaudida en cocina ya que no se deshace y se mantiene terso y de carne muy blanca. En arroces también se ha ganado su crédito y fama.

No necesita un fuego prolongado (como en general todos los pescados) si no más bien corto y fuerte.  Una vez pasado por las dos caras con su ajo y apio lo acompañé con una ensalada tricolor  a base de tomate, aguacate y kaki.

Así de simple, así de rico. Buen maridaje con un blanco seco bien frío.

Dos orillas atlánticas




La una en la Argentina, zonas de Quilmes y Bermal, la otra en la Gran Canaria, municipalidad de Las Palmas de Gran Canaria. Nos convoca un amigo para celebrar el encuentro de dos familias, argentina y canaria, unidas por los lazos de amor de sus hijos y la descendiente de ellos para así perpetuar la presencia canaria en aquellas tierras que si bien no es la más grande sí que está asegurada desde hace casi tres siglos. Los canarios-argentinos siguen, en aquellas tierras  suramericanas, a través de los hogares y centros canarios, manteniendo viva esa forma de ser y de ejercer de canario en donde quiera que se encuentren. Es el signo de la emigración en aquellas tierras en la que los hombres y mujeres, fundamentalmente campesinos, obligados unas veces por la hambruna y otras por la aventura y la prosperidad, se veían obligados a abandonar su terruño isleño sin saber, en muchos casos, si en alguna ocasión, podrían plantearse el regreso. Muchos, como los indianos, pudieron hacer dinero y fortuna y regresaban convertidos en gente adinerada, pero fueron los menos. La mayoría, ni ellos, ni sus descendientes conseguirían volver, perdiéndose así la huella de sus ancestros isleños.

Mucho, y por personas autorizadas, se ha escrito sobre la emigración canaria a América, pero la historia de este fenómeno no es el objetivo de esta entrada, por lo que no quiero desviarme de mi verdadero interés, que no es otro que el de resaltar y arropar con mi presencia y la de tantos amigos y conocidos, la amistad que profesamos a Paco Montes de Oca, a su mujer y a sus hijos, como también al muy querido y recordado Quique, su hermano menor ya fallecido.

Como parranderos y amigos de parranderos, guitarras y laúd  en mano, pasamos la tarde hermanados también con su familia política argentina. Nuestra música y la de la otra orilla atlántica se hermanaron en fraternal comida, despidiéndonos hasta los años venideros.