miércoles, 9 de enero de 2019

Vida sana: volver a la normalidad


Esta mañana retomé  de nuevo mi actividad física en el Centro Insular de Deportes a donde acudo a diario a hacer Pilates y musculación. Las fiestas pasadas me hicieron remolón y la curvita de la felicidad, que dicen, comenzaba a notarse en mi perfil, después de consumir tantos azúcares en delicias de navidad y demás condumios típicos de la Noche Buena, Año Nuevo y Reyes.


El año nuevo siempre nos remueve la conciencia y nos ponemos muy reflexivos, prometiéndonos toda clase de compromisos personales, de familia y sociales para ser mejor personas,  que el tiempo nos va desencantando, uno tras otro, y nos vuelve a la realidad de la fragilidad humana.


Pero no es mi intención  rellenar esta entrada de moralina, culpas y justificaciones para todo, cosas que  de poco nos sirven, mas que para el vago lamento que nos entretiene,  pero que para nada nos sirve para situarnos, decentemente, en un lugar modesto  de la carrera de la vida. Retomar y normalidad, palabras con las que titulo este post, son para mi la clave de mis renovados propósitos de año nuevo.

En primer lugar, quiero retomar mi tiempo, es decir, aquél  que sólo dedico a mi persona, que me permita después compartirlo con los demás en plenitud y libertad. En segundo lugar, quiero acompañar y compartir  más a mi familia, especialmente a mis hijos y nietos y a todas las personas con las que me une un especial vínculo de amor y amistad. Y en tercer lugar, situado bien en estos dos círculos, quisiera colaborar en la mejora del bienestar de todas aquellas personas que de algún modo van quedando en el camino sin destino, aportando ayuda,  trabajo  y ánimo para que retomen también sus propósitos, que ni son ajenos, ni distintos a los míos. 

Todo esto me pasó por la cabeza mientras acudía, en el marco de un hermoso amanecer,  al Centro Insular de Deportes.

martes, 8 de enero de 2019

Menú de fin de año 2018



La despedida del fin de año 2018 y la entrada del nuevo año 2019 la celebramos  en un ambiente distinto al de otros años anteriores. El lugar elegido, gracias a la generosidad de mi amiga vasca, que nos prestó su casa, fue el marco incomparable de la Playa del Inglés  en el Sur de la isla de Gran Canaria. Alli nos trasladamos para disfrutar de nuestra cena de fin de año. EL menú elegido para la ocasión lo formó los siguientes platos: 

- Crema de calabaza con jamón ibérico de bellota                                                                                          

- Berenjenas rellenas de pollo de corral sobre cama de salsa de tomate, acompañada con un arroz al curry con piñones y pasas sultanas.


De postre delicias de Navidad y trucha canaria de batata amarilla.


Cenamos con vistas al palmeral y a las dunas de Maspalomas, en una extraordinaria puesta de sol.  A las 24:00 compartimos las campanadas de fin de año, con sus uvas y la gran fiesta de fuegos artificiales. Excelente velada llena de compañía, buenos deseos y alegría por el año nuevo.