No he encontrado expresión mejor que la del del refranero canario, con la que titulo esta entrada, para explicarles las declaraciones (entrevista en prensa) que hace unas semanas nos brindó el Sr. Ruano, exconsejero de Presidencia, Justicia y Seguridad del Gobierno anterior del Sr. Rivero. Hablaba este ex, a boca llena, de la ética en el ejercicio de las funciones públicas. Pues bién, le recuerdo al citado político que el todavía vigente Reglamento Orgánico de su ex Consejería, aprobadito por el Gobierno anterior, en su artículo 30 recoge las funciones del Consejero en materia de código de conducta, señalando la siguiente: "En materia de código de conducta pública, corresponde al Consejero proponer al Gobierno de Canarias los principios a respetar y las normas de conducta que deban inspirar la actividad pública de los altos cargos del Gobierno de Canarias, así como la de los empleados públicos de la Administración Pública de la CAC." Ya saben ustedes por otras entradas que el Sr. Ruano tuvo la oportunidad de llevar al Gobierno el citado código y no lo hizo. Se le fué el conejo y ahora se empeña en darle palos a la madriguera. ¡Qué cosas!
En cualquier caso, siempre es bueno y reconfortante que un político hable de ética pública. Lo discordante e indecente es que lo hable después de tener responsabilidades públicas en ese tema que no ha cumplido. ¿Quién se lo puede creer? En estos casos mejor es estarse calladito, porque por la boca muere el pez. Ahora le toca, como Presidente del Grupo Parlamentario de CC o como simple Diputado promover actuaciones de impulso (interpelaciones, preguntas, proposiciones no de ley, etc) para que el nuevo Gobierno recupere la iniciativa que Ud. y su equipo directivo dejaron de lado. Sólo entonces, valoraremos sus declaraciones y la verdadera intencionalidad de las mismas. Ahora nos toca criticarlas y, en un futuro, valorarlas y, en su caso, enmendarlas.