sábado, 29 de octubre de 2011

El Diputado del Común: ¿Cementerio de elefantes?




En estos días los partidos políticos negocian la colocación de sus prohombres en algunos de los puestos institucionales de la Comunidad Autónoma de Canarias que están vacantes. Una de esas instituciones vacante es la del Diputado del Común, figura que deriva de la del Defensor del Pueblo. Su titular nombrado por el Parlamento de Canarias tiene la consideración de Alto Comisionado para la defensa de los derechos fundamentales y libertades públicas, al mismo tiempo que supervisa las actuaciones de las administraciones públicas canarias respecto a esos derechos. Con el actual Diputado del Común, en situación de interinidad, han sido cuatro los titulares de esta Institución. Sólo uno, el Sr. Diaz Tejera, lo cogió el nombramiento en una edad adecuada, aunque ya era un político profesional. Los tres restantes asumieron el cargo en edades de jubilados o prejubilados y sus profesiones eran las de profesional liberal, abogado-político, funcionario-juez y juez.
El PSCanario, por lo que parece, pretende colocar en el puesto al Sr. Saavedra, también jubilado y político, por cierto, cuestionado y contestado en las últimas elecciones. Por eso encabezo esta entrada, aludiendo a lo del "cementerio de elefantes". Sí creo que en eso se ha convertido la institución del Diputado del Común y es imperdonable que se devalúe la acción preventiva y activa del Diputado con perfiles políticos gastados. Comparto la idea de que el Diputado del Común debe tener un perfil eminentemente cívico y no político, además, ligado a la defensa de los derechos fundamentales y libertades públicas y en edad adecuada para darle dinamismo e innovación a la tarea de la defensa de los ciudadanos. Aclaro que el status de jubilado no desmerece la asunsión de responsabilidades públicas, lo que afirmo es que ese retiro obligatorio, pleno de experiencia y sabiduría, puede ser aprovechado en otros quehaceres. El último tramo de la vida necesita sosiego, trabajo de recuperación de la memoria, conciliación con el pasado, enseñanza, consejo y el aprendizaje de nuevas tareas y nuevos retos. El retiro final de una persona, el broche final a una carrera política no debiera cerrarse en el Diputado del Común, ni ser la oportunidasd de los partidos para premiar los servicios prestados y las lealtades de sus prohombres, por muy insignes que hayan sido.


No quisiera terminar esta entrada, con las propuestas de extinción  de esta constitucional y estatutaria Institución que ha hecho estos días la muchachada del Partido Popular. Asombra la visión que tienen de la defensa de los derechos fundamentales y de las libertades públicas. Ignorancia, farolada, frivolidad, fantasmada. Pareciera que a esta formación política percibe al Diputado del Común para asistir a saraos, pases de modelo, para acompañar en las inauguraciones y ponerse morados de canapés, apretones de manos, besos sonrientes y muecas de compromiso. Es posible que se tenga que modificar la Ley del Diputado del Común, y sería necesario que se haga en esta Legislatura, dotarla de nuevas competencias ejecutivas, que hoy carece, así como redifinir el perfil y funciones, y también de los Adjuntos. No sería bueno para nuestra calidad democrática que esta herramienta de defensa de los derechos y de control indirecto de las administraciones cayera en la inercia  y la inoperatividad más absoluta.


viernes, 28 de octubre de 2011

Las cosas de Don Paulino

Tenemos un Presidente del Gobierno que nos pone a todos de los nervios con sus ocurrencias. La última, meterse con los médicos diciendo que muchísimos de ellos ganan más que él. No sabemos, porque aún no lo ha matizado, si se refería a los médicos del sector privado o a los de la medicina pública. Respecto a los médicos del sector público, como es lógico, existe una variedad de retribuciones, muy extrecha por arriba (médicos con responsabilidades de jefatura y docencia) y muy abultada por abajo (médicos de asistencia hospitalaria, de especialidades, de atención primaria, médicos residentes, etc) que unida su asistencia a las guardías que realizan le sacan un pico de euros a cualquiera, es cierto, pero que no se distinguirían de otras profesiones públicas y privadas como la de  docentes, funcionarios, jueces y magistrados, ingenieros, arquitectos, abogados, etc. Sin duda hay diferencias de pico pero no comparables con las del Sr. Presidente ya que a éste hay que sumarle otros ingresos, como son las dietas, las dos residencias oficiales (aunque no las use generan gastos de mantenimiento), los desplazamientos (coches oficiales y helicóopteros), invitaciones, etc. Don Paulino sí que debió compararse con los sueldos de algunos gerentes de organismos y empresas públicas que es cierto que ganan más que él. Seguro que a éstos directivos le encuentra justificación en la tan socorrida idea del mercado: "si no les pagamos bien se van la la privada". Estoy seguro que estos directivos no hacen guardias de 12 y 24 horas.

Con estas declaraciones, el Sr. Presidente sigue bunkerizado en una actitud populista que maneja muy bién y que le da buenos réditos electorales pero que, por otra parte, daña la imagen y credibilidad del cargo institucional que representa. La Universidad de la Vida frente a la competencia de la formación universitaria, la profesión de político sin estudios, que se repite entre sus filas, son mensajes que calan en un sector amplio de la ciudadanía, para los que la sóla inteligencia o la falta de ella, es mérito más que suficiente para vivir de la política, o cuando menos, al amparo de la misma. A propósito de esta desafortunada e infundada alusión a los médicos, sí comprendería alguna reflexión a  su organización corporativa (por algo se habla de la "clase médica"), a su régimen de compatibilidades con el sector privado, a la calidad humana en su trato con los pacientes, a su permanencia, a sus relaciones de cierta ventaja con la industria farmacéutica,  etc., pero igualmente extendible al resto de colectivos profesionales. No porque sean médicos hay que ir con la escopeta cargada, ni hay que atribuirles todos los males de la atención  sanitaria pública.  Tampoco se puede generalizar, existen en el sector, diría yo que la mayoría, muy buenos profesionales médicos.

Bien haría el Sr. Paulino en corregir sus declaraciones, pedir disculpas o, en su caso, demostrar que son ciertas y tiene evidencias de los hechos que afirma. Desde su puesto no se puede alentar el enfrentamiento y la difamación. Esas no son labores de un Presidente del Gobierno.