Hoy, 10 de septiembre de 2019, todos los canarios recordamos y conmemoramos el primer centenario del naufragio y hundimiento del vapor Valbanera, buque de la Línea Pinillos, que hacía el recorrido de Barcelona a Puerto Rico y Cuba, pasando, entre otros puertos, por los los de Las Palmas de Gran Canaria, Santa Cruz de Tenerife y Santa Cruz de La Palma, donde recogían pasaje de inmigrantes canarios que buscaban mejor vida en las Américas.
Puerto Rico y Cuba fue el destino preferente de estos inmigrantes canarios que abandonaban la
Un siglo de dudas, silencios, misterios, olvidos, lo cierto fue que tripulación y pasaje (488 emigrantes canarios) fallecieron todos, en ese luctuoso día, sin que sus cuerpos fueran recuperados para darles una digna sepultura. El enfurecido mar y las arenas movedizas de los cayos les sirvieron de descanso eterno.
En este centenario, nuestro pueblo canario conoce y siente mejor el significado de esta tragedia y, por eso, gracias a la divulgación de algunas personas como D. Julio Padrón, La Asociación Cultural Salsipuedes de Arucas, el Director del Museo Elder, Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, el Gobierno de Canarias y otros tantos promotores. Hoy podemos decir que el reconocimiento, la dignidad y la memoria de estos emigrantes se ha consolidado y restablecido a nivel institucional.
Como canario estoy orgulloso de que por fin estemos en el buen camino, aunque todavía haya mucho por estudiar e investigar, y por eso espero que nuestras Universidades impulsen acciones y actividades académicas que hagan disipar las dudas históricas que existen sobre la inmigración canaria a América y a otros continentes, a las instituciones de rescate marítimo y autoridades de la Marina para que, igualmente, se estudie, con audiencia de los familiares, la posibilidad del rescate y búsqueda viable en los Cayos de los restos humanos y estructura del Valbanera y, finalmente, a las instituciones del Gobierno, Cabildos y Ayuntamientos de las islas afectadas por esta tragedia para que se estudie la viabilidad de dejar para las próximas generaciones un monumento, símbolo de la inmigración canaria y del hundimiento de este barco fantasma que tanto dolor y desesperanza ha generado en tantas familias canarias.