Este plato gusta mucho en casa, es fácil, rápido y muy nutritivo. Lo más parecido es el pescado a la portuguesa, aunque no he encontrado el vínculo histórico de este plato con Portugal. Allí existe una preferencia por este plato pero, sobretodo, con bacalao. Sin duda los primeros colonos portugueses relacionados con la conquista de las islas tuvieron algo que ver, como muchos otros platos de origen en aquella época.
Seleccioné para este plato una merluza fresca gallega (2 kg y medio) que aproveché para tres días y tres personas. Mis invitados fueron mis dos hijos, el tercero y cuarto, por estar ausentes, no pudieron disfrutar de los menús preparados: primer día, merluza en salsa verde, que quedó muy rica, el segundo la receta que justifica esta entrada y el tercero, con la cabeza y espinas, preparé un caldo de arroz y papas que comimos con gofio escaldado. Al final, la compra de los 2 kg y medio, resultó bastante económica, pero valió la pena. Tanto para casa, como para mis invitados no miro el precio, compro fresco y de calidad, ya que siempre proyecto la compra al momento de bienestar y felicidad que produce la generosidad de quienes comparten la mesa conmigo.
Ingredientes:
- pescado elegido: merluza, corvina, bacalao o cualquier otro de barquillo
- tomates maduros y cebolla para la salsa
- sal, azúcar moreno, y perejil
- cebolla para gratinar, vino blanco y harina
- papas o arroz para acompañar.
- aceite de oliva virgen
Preparación:
Como habrán podido observar, este plato a diferencia con el pescado a la portuguesa, no lleva ni pimiento, ni guisantes. En primer lugar, preparamos la salsa de tomate. Siempre la hago, como aprendí de mi madre, sencilla, dándole el protagonismo principal al tomate (kilo y medio), siendo complemento marginal la cebolla (una pieza pequeña). Lavamos el tomate, mantenemos la cáscara y partimos en cuadros junto con la cebolla. Ponemos un poco de sal gorda y un chorrito de aceite. Dejamos guisar a fuego lento (45-60 minutos) hasta que pierdan el 75% de su contenido en agua. Los diez minutos finales de cocción lo acompañamos con tres cucharas soperas de azúcar moreno. Dejamos entibiar y ponemos la pulpa guisada en el pasapuré. Nunca dejaré de rebañar con pan el caldero, les aseguro que es una de las cosas con las que más disfruto cuando hago salsa de tomate. Reservamos.
Ponemos en la sarten un chorro de aceite, partimos la cebolla en rodajas finas y las freimos hasta que queden bien doradas. Retiramos y reservamos. En ese mismo aceite, una vez salpimentada y blanqueada la merluza con una ligera capa de harina, le damos una vuelta y vira. Seguidamente vertemos un vaso de vino blanco y dejamos que evapore y espese algo con los restos de la harina que se separan del pescado. Es el momento de incorporar la salsa de tomate casera y casi cubrir los lomos de la merluza. Finalmente, colocamos por ración, encima de cada lomo, las rodajas de cebolla frita, le damos un hervor (5 minutos) y rápidamente pasamos a gratinar (2 minutos).
Emplatado:
Colocamos una porción de lomo, con su cebolla gratinada, salseamos el tomate, y acompañamos con el volcán de arroz, adornado con una rama de perejil. Como siempre, una copa de vino blanco, bien frío. El postre fué comprado y consistió en un brazo gitano relleno de una fría y consistente crema pastelera. Muy rico.
PD.: Finca Mayo tiene nuevos moradores. Nuestra cabra Tara ha parido dos hermosos baifitos.
Ponemos en la sarten un chorro de aceite, partimos la cebolla en rodajas finas y las freimos hasta que queden bien doradas. Retiramos y reservamos. En ese mismo aceite, una vez salpimentada y blanqueada la merluza con una ligera capa de harina, le damos una vuelta y vira. Seguidamente vertemos un vaso de vino blanco y dejamos que evapore y espese algo con los restos de la harina que se separan del pescado. Es el momento de incorporar la salsa de tomate casera y casi cubrir los lomos de la merluza. Finalmente, colocamos por ración, encima de cada lomo, las rodajas de cebolla frita, le damos un hervor (5 minutos) y rápidamente pasamos a gratinar (2 minutos).
Emplatado:
Colocamos una porción de lomo, con su cebolla gratinada, salseamos el tomate, y acompañamos con el volcán de arroz, adornado con una rama de perejil. Como siempre, una copa de vino blanco, bien frío. El postre fué comprado y consistió en un brazo gitano relleno de una fría y consistente crema pastelera. Muy rico.
PD.: Finca Mayo tiene nuevos moradores. Nuestra cabra Tara ha parido dos hermosos baifitos.