viernes, 6 de mayo de 2011

Mi cosecha de papas negras


    Ésta ha sido la tercera siembra  de mis papas negras (negra oro y negra yema). La cosecha ha sido generosa (30 kilos recogidos, por 2 plantados), si bien tengo que decir que la intensidad del color amarillo de la pulpa ha ido disminuyendo, aunque no su textura y sabor. Se plantaron en octubre, con abono de mi propio compost (restos verdes y estiercol mixto de caballo, cabra y gallinas) y se recogieron en febrero. El riego fué el agua de lluvia y en una sola  ocasión se sulfató (S.C.) Esta vez mejoré y cuidé su almacenaje: separé la semilla para la próxima siembra, y las de consumo, en un lugar fresco y oscuro del alpendre, bien extendidas sobre sacos de arpillera. Mis amigos y familia ya han disfrutado el consumo de esta papa y agradecen (yo también) el momento escogido para acompañarla, preferentemente con pescado, carnes y leguminosas, un día de primavera soleado y una buena sobremesa, en la que se habla de todo un poco, disfrutando del entorno de la finca, sabiendo que, a donde quieras que mires, el horizonte de los puntos cardinales en que se sitúa, te ofrece la amplitud del mar, el cielo y las cumbres de Gran Canaria, en la que destaca la pétrea,  fría  y siempre presencia del Roque Saucillo. 

lunes, 2 de mayo de 2011

Gestión del conocimiento: Concurso de méritos II

Hoy 2 de mayo de 2011, siguiendo el calendario del concurso de méritos convocado por Orden de 8 de abril de 2011, finaliza el plazo para que los funcionarios del Gobierno de Canarias presenten sus solicitudes de traslado de puestos de trabajo de méritos. No se si la competencia en esta ocasión es fuerte y qué resultados conoceremos cuando se hagan públicos los destinos solicitados, si es que finalmente prospera el concurso y no se paraliza el proceso por la interposición de algun recurso, sea de organizaciones sindicales o de particulares. No me consta que al día de la fecha se haya interpuesto recurso alguno, aunque aún hay plazo para ello.

Los concursos de méritos concentran un alto porcentaje de la gestión del conocimiento de los departamentos del Gobierno, a los que se suman los puestos de libre designación, los del personal eventual y otras formas de provisión de puestos de trabajo como son las comisiones de servicios y la atribución temporal de funciones. El conocimiento es formación, es experiencia, es antigüedad y también motivación, deseo de mejora y actualización permanente. Los méritos en que se concretan los curriculums es un poco de todo éso. La primera reflexión que me hago es si realmente el sistema de selección y provisión de los puestos de trabajo de la función pública sirve para definir bien los conceptos contitucionales de capacidad y mérito y, si realmente, las bases por las que se regulan buscan de forma objetiva al candidato más idóneo para los puestos de trabajo que se ofertan. No me gustaría ser pesimista al respecto, pero despues de tantos años en la función pública llego a la conclusión de que, a menudo, no siempre se interpretan por igual aquellos principios: ni los tribunales, ni los propios afectados, en este último caso más por inhibición, han aportado criterios claros y ejemplarizantes sobre el tema. Lo negativo de este asunto es que en manos de algunos dirigentes políticos la aplicación de esos principios no persiguen muy a menudo el interés general, dando paso, en su aplicación,  a la más absoluta  de las arbitrariedades. A mi juicio, este tipo de comportamiento deja al descubierto la pésima gestión del conocimiento que hacen los responsables de la gestión y de la función pública.

La segunda reflexión que planteo tiene mucho que ver con la formación de los empleados públicos, en particular, con la adecuación de la planificación formativa a las necesidades reales de gestión de los servicios públicos. El ICAP y demás centros de formación no pueden planificar sus acciones formativas dándoles un destino marcadamento meritorio y nada selectivo. Se debe imponer una formación más acorde a la evaluación del desempeño del puesto de trabajo, siendo más exigente en su convocatoria y en su selección. Es importante que el empleado público incorpore a su curriculum el mérito formativo, pero también es importante que ese mérito se pondere de distinta manera para el desempeño de un puesto de trabajo actual que para otro futuro. 

Finalmente, la última reflexión que hago se refiere a la oferta, a la inversión formativa y al despilfarro de fondos e inversiones. Entiendo que la oferta formativa de los empleados públicas debe ser única, aunque competitiva, selectiva y de calidad (en cuanto a demandantes, recursos y medios). Soy partidario de que se revise la actual estructrura organizativa de los distintos organismos que imparten formación para los empleados públicos en la CAC, en el sentido de unificar en un sólo ente toda la formación. Sin duda , concretar un órgano de esa naturaleza implicaría un gran esfuerzo organizativo y de planificación. Se precisaría revisar  el actual sistema de selección del profesorado, la programación  de cursos básicos y de especialización, las subvenciones de transferencias corrientes a organizaciones externas, etc.

Les confieso que la necesidad de las reflexionones que hago me surgieron mientras preparaba mi solicitud para participar en el concurso de méritos de referencia. Particularmente, al concretar mi formación meritoria y de capacidad, a través de los muchos cursos que he recibido en los centros oficiales de formación, observé que a pesar de que había fijado mi carrera y mi promoción administrativa desde 1992 en una dirección muy concreta (la Inspección General de Servicios), hoy por lo que ustedes ya saben por mis entradas en este blog  y por despecho de una persona, que ya conocen, me he visto en la obligación de solicitar mi derecho a la movilidad, no porque lo eligiera libremente sino porque se me ha impuesto. La pregunta, ahí viene lo del despilfarro, que me hago es a dónde se ha ido la inversión  que la Administración ha hecho en mi formación . Alguien ha gestionado mal el conocimiento y el capital intelectual de que dispuso. Al igual que mi caso entiendo que hay muchos otros empleados públicos que se han visto afectados por la falta de reconocimiento de sus méritos y capacidades por la intervención desviada y desacertada de algunos de sus directivos. Es posible, tras la resolución de este concurso, que consiga un nuevo puesto de trabajo en adscripción definitiva  acorde como mi Cuerpo y Escala. Tal vez no sea al que yo aspiraba porque alguien se impuso el capricho, en términos de trofeo y revancha, de que así no fuera posible. Y los directivos que así se comportan se pasean, sin el menor escrúpulo, como gestores de pro, defensores de la excelencia y de un  particular código de conducta  que sólo ellos y ellas interpretan a su conveniencia. Sea cual fuera el puesto que finalmente obtenga en este procedimiento, a pesar de todo, seguiré creyendo en los principios de la función pública y, por supuesto, seguiré denunciando el atropello que de los mismos protagonizan aquellos directivos que se situan en su contra.